En una tarde marcada por la expectativa y el aroma a victoria anticipada, los juniors de BAZU Zonal salieron a la cancha con un brillo especial en sus ojos y una certeza inquebrantable en sus movimientos. Frente a ellos, el equipo de Unión Villanueva, que aunque cargado de pasión y espíritu competitivo, no pudo más que ser testigo del vendaval rojinegro que se les venía encima.
Desde el salto inicial, el conjunto de BAZU impuso su ley. Un primer cuarto demoledor, 28-8, fue el preludio de lo que sería una sinfonía de baloncesto ofensivo y una demostración de poderío táctico. Con una rotación que permitió un quinteto fresco y dinámico, la brecha se ensanchó hasta el 47-22 para el medio tiempo, una distancia cómoda, aunque se vislumbraron ciertas fisuras en la defensa y en la lucha por el rebote.
El regreso del descanso trajo consigo el cuarto más prolífico en anotaciones, un alarde de la capacidad de nuestros jóvenes para penetrar la defensa rival y encontrar el aro con una facilidad envidiable. No obstante, fue también un tiempo marcado por «lagunas defensivas», esos momentos de desconexión que, frente a un rival de mayor envergadura, podrían haber cobrado factura.
El último cuarto, aunque el menos brillante, con una sucesión de errores y un aparente desvanecimiento de la concentración, no fue suficiente para empañar el resultado final: 89-46. Un marcador que no solo refleja la superioridad en la cancha sino que también habla de la capacidad del BAZU Junior Zonal de mantener la intensidad competitiva incluso cuando la historia del partido parece ya estar escrita.
Este encuentro, si bien carente de la tensión de los choques más equilibrados, sirve como un valioso ejercicio de ritmo competitivo y cohesión de equipo. Es una piedra de toque que, sin duda, contribuirá al crecimiento y afinamiento de cara a los retos que aguardan en el horizonte de la temporada.
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